En el evento europeo que el pasado sábado 21 de abril se llevó a efecto en varias comarcas leonesas en pro del reconocimiento de Unesco como patrimonio inmaterial del mantenimiento del toque manual de campana, también la participación de las cofradías religiosas se hizo patente de modo significado junto a otras entidades y asociaciones de todo género. Así, en la capital provincial, a través de la Cofradía del Milagroso Pendón y con el imprescindible beneplácito del Cabildo se implicó el campanario de la Basílica de San Isidoro al evento, animado por Hermenegildo López. La Expiración y el Silencio, anualmente presente con su ‘toque a nube’, sus volteos procesionales y sus esquilas de mano, en el paisaje sonoro de la Semana Santa y Santa Brígida implicó a las comunidades religiosas de las Benedictinas Carbajalas y los Capuchinos, además de a las gentes de Villaseca de La Sobarriba, con los Hnos. Barreñada y Oscar Herrero también en mediando en ‘el jaleo’. Por su parte, la Cofradía Terciaria villafranquina, junto a la del Cristo de la Esperanza, no faltaron a la convocatoria de la mano de Paco Figueroa, así como la de Caballeros de Santiago de la misma localidad. Gracias a la buena disposición de sus regidores, participaron al igual en el evento de modo entusiasta otros templos referenciales o de relieve, como la Catedral de Astorga, la Basílica de la Encina o el Santuario del Ecce Homo de Bembibre. E incluso también las campanas de célebres relojes como los del Ayuntamiento de Astorga —con los populares autómatas maragatos «Juan Zacunda y Colasa»— o el de la Calle del Reloj ponferradina.
Pero, el ‘efecto llamada’ natural a la iniciativa de adhesión de Santa Marina de Torre y a las invitaciones de Hispania Nostra no solo quedó en lo expuesto y en lo ya manifestado en un artículo precedente. Varios aficionados entusiastas, vinculados al tema desde antaño u hogaño y, quien sabe si influenciados por los efectos del adagio popular que reza «las campanas y el pendón del conceyu son», además de otros informados por la prensa, se unieron al interés despertado entre algunos investigadores, con sorprendente ilusión y espontaneidad y a través de una insospechada y entusiasta eclosión de cercanía y atractivo del asunto nos unimos a la iniciativa gestora a modo de ocasionales colaboradores. La transmisión oral —«boca a oreja»— a través de nuestras redes de conocidos e interesados en el asunto dio la alerta a buena parte de ese tejido social del modesto asociacionismo y voluntariado provincial. Un colectivo ignorado por muchos pero que, como suele ser costumbre, siempre bien dispuesto es protagonista en la práctica a la hora de sacar adelante y dinamizar, entre otros, muchos aspectos la cultura tradicional y popular, tan importantes en la provincia.
No obstante, en esta ocasión la premura en el aviso e información y el escaso espacio de tiempo para permitir preparar el evento hicieron que, a muchas localidades o colectivos potencialmente o a posteriori interesados, no les llegara con tiempo suficiente noticia o invitación. Aun así, la lista definitiva de campanarios, gestores e intérpretes participantes se engrosó por no pocas localidades superando la media centena. Una participación que convirtió a nuestra provincia, unida a Zamora —donde el dinamizador principal fue su asociación de campaneros—, es decir al antiguo reino leonés, en el territorio a nivel hispano más participativo después de Levante. Circunstancia que se comprueba a través del interesante mapa que Hispania Nostra ofrece en su web y que, al igual, me pusiera de manifiesto Paz Cabello Carro, su vocal encargada de asociaciones y al cargo del asunto. Quien, por cierto, dada su ascendencia maragata de Andiñuela, se ha sentido por ello además muy satisfecha ante tan alto, desinteresado y enfatizado resultado participativo. Así se pone de manifiesto en los interesantísimos vídeos que recogen lo acaecido y, poco a poco, van siendo aportados por los participantes. Conjunto que se puede consultar tanto en la web de Hispania Nostra como en el blog mencionado de campanas leonesas que mantengo o en el canal youtube.
Concluiremos haciendo constar que en el Bierzo Alto, tocaron por tan altruista fin las campanas de Santa Marina de Torre, Albares y Folgoso de la Ribera, Tremor, La Granja, Santa Cruz de Montes, San Andrés de las Puentes, Castropodame, San Pedro y Turienzo Castañero, Calamocos, Cobrana (Asoc. Vec. El Zofreral), Bembibre, Matachana, Viloria, Villaverde de los Cestos. Resto del Bierzo: Molinaseca, Ponferrada —Reloj, Basílica de la Encina, Convento Purísima Concepción—, Columbrianos —parroquia e iglesia de San Esteban Protomártir—, Campo, Villar de los Barrios (Cofradía Cristo Vera Cruz), Villafranca del Bierzo —San Francisco, San Nicolás, y en Santiago—. Villabante, Santa Marina del Rey, Villares, Celadilla y Bercianos del Páramo (iglesia y ermita). En Villarejo de Órbigo (parroquia de San Miguel e iglesia de San Martín) y todos los pueblos de su ayuntamiento: Veguellina de Órbigo (iglesias de San Juan y del Carmen), Villoria (parroquia y en su monasterio) y Estébanez de la Calzada (en ellos: Javier Mayo, Sor Tina, Pepe Pérez, Amador Pinos, Guillermo Alonso A. y Joaquín Panero), La Baña, Felechas (Asoc. Cultural La Brusenda) y Quintanilla de Rueda.
En León —San Isidoro, (Jorge Juan) Santa María de Carbajal, San Francisco El Real —Villaseca de La Sobarriba (Amabilio y Álvaro Llamazares, Gabriel Martínez, Liberto Bueno, Ramón Redondo y Héctor-Luis Suárez)— Villabalter, Fresno de la Vega, Villeza (Junta Vecinal), Valdescapa (Asociación Cultural Balle de Scapa) o Reliegos (Asoc. Cultural Camino de Santiago).
En Omaña: Garueña, (Máximo de la Calzada), Robledo de Omaña (Darío Álvarez, Sara Fernández) Sosas del Cumbral, Riello, Las Omañas, Rabanal de Luna, Sosas de Laciana. O en Astorga —Ayuntamiento, Catedral—, Lagunas de Somoza, Castrillo de los Polvazares.
Todos ellos, salvo error u omisión involuntaria que dirían los escribanos, han sido los auténticos protagonistas con su tañido de que nuestra provincia estuviera presente de modo destacado en este evento internacional. Un trabajo conjunto, pocas veces reseñable por estos lares en nuestros tiempos, que ha conseguido hacer realidad el cariño al sonido de nuestros bronces y que, por ello, añade varios matices más a destacar. ¡Salve a todos!, ¡Vivan las comarcas de León, sus campaneros y campanarios! Y, creo que, en esta ocasión, además de darles las gracias, bien cabe cantar a coro bien alto también aquello de ¡contentos de ser de aquí! Paisanos ¡que sea enhorabuena!