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domingo, 16 de abril de 2023

1er. Congreso Nacional de Relojes, Campanas y Arte Sonoro en el noroeste peninsular: historia, técnica, restauración y divulgación patrimonial, León (España), 13-5 de abril, 2023.

 


Los relojes de León dan la campanada

Arte sonoro. El I Congreso Nacional de Relojes, Campanas y Arte Sonoro comienza con un repaso a las máquinas más emblemáticas de la historia de León y hoy ofrecerá una exhibición de toques de campaneros de León, Zamora y Palencia en la plaza de San Marcelo.

    Reloj de la antigua cárcel. DL 

CARMEN TAPIA 14 DE ABRIL DE 2023 


Los primeros testimonios de la relojería de León datan del año 1523 con el reloj catedralicio, obra del fraile leonés Francisco, «con dos avatares». Esa es la primera referencia con la que Jorge Martínez Montero, profesor del Área de Historia del Arte de la Universidad de León comenzó la conferencia de apertura del I Congreso Nacional de Relojes, Campanas y Arte Sonoro del noroeste peninsular: historia, técnica, restauración y divulgación patrimonial. En la exposición de apertura intervino también Daniel Sanz Platero, de la Universidad de Valladolid, para abordar la Relojería leonesa contemporánea: la historia viva del Reloj del edificio Botines.

El segundo reloj de León del que se tiene constancia documental es el de la Iglesia San Salvador, en Villamañán, del año 1566, propiedad del Consistorio. y San Isidoro, que nunca llegó a tener reloj, tuvo en estudio una propuesta en 1577 para instalar uno en la torre.

El sello de los relojeros leoneses Antonio Canseco y José Manuel Rodríguez Conejero, el relojero Losada, puso a León en lo más alto de la relojería mundial del siglo XIX.

El reloj de la iglesia de Rabanal del Camino, de 1882, localidad de Canseco, tiene la tipología de su ilustre vecino, como el consistorial de Santa Colomba de Somoza en 1885 o el de la antigua cárcel de León, sede del archivo histórico, de 1887. El sello de Canseco está en el reloj de Santa María del Páramo de 1894, del Consistorio de Cacabelos en 1897 y de Vegas del Condado en 1899.

«Las obras de la Casa Botines se dan por concluidas el 11 de marzo de 1894, con motivo de la instalación de la maquinaria y esfera del reloj en el edificio, acometiéndose su construcción durante un periodo de veintiséis meses», asegura Jorge Martínez Montero. «La existencia de un reloj de torre en el edificio promovido en la ciudad de León por los socios Simón Fernández y Mariano Andrés, conocido como Casa Botines (4 de enero de 1892- 11 de marzo de 1894), bajo el proyecto del arquitecto Antoni Gaudí i Cornet (1852-1926), ha podido verse eclipsado por la magnificencia del continente y el revulsivo de un magno contenido para un almacén de tejidos y casa decambio».

Canseco es considerado el mayor instalador de relojes de finales del siglo XIX. La elección para el edificio Botines fue la del primer tipo de «reloj de horas y medias, cuerda diaria propio para hoteles casas de labor, fábricas, colegios etc. con su timbre de 80 kg y su esfera de 50 cm”. Un modelo del mismo reloj, con idénticos accesorios y cuerda para 8 días comprendería desde 1.300 pesetas sin campanario a 1.500 pesetas con él. Sin embargo, el importe que conllevó el encargo y ejecución de la maquinaria para los Fernández y Andrés fue de 2.300 pesetas».

Tras su traslado, con motivo de su restauración en la localidad vallisoletana de Peñafiel, se encuentra instalado en el vestíbulo de la primera planta del Museo Casa Botines Gaudí, conformando una pieza de especial relevancia en la historia viva del edificio.

En la década de los cuarenta, la Caja de Ahorros lo sustituye por uno eléctrico que permanece instalado hasta 1961 con el mantenimiento de Miguel Vidal. Después se instala el carillón con melodías populares como Botones de arriaba abajoVamos a León, niña o el himno a León revisadas por el maestro Odón Alonso. «Los vecinos que quejaban del fuerte sonido que sonaba cuatro veces a la hora». En el año 1998 se instala un carillón digital, adquirido a la Unión Relojera Suiza, que permaneció hasta 2015. «El actual, instalado en 2022, es un dispositivo electrónico para conmemorar las fechas claves del edificio».

Potencial turístico

Jorge Martínez, codirector del Congreso junto a Daniel Sanz, defendió el «atractivo turístico que puede despertar este tipo de bienes que hasta el momento permanecían en el interior de muchas torres concejiles o iglesias parroquiales y que tampoco eran objeto de interés por parte del público en general».

«Consideramos importante poner en valor este tipo de manifestaciones, no solamente por lo que ha supuesto en la historia de los pueblos, en manifestaciones de arte civil y religioso, sino porque también todo este tipo de maquinaria estaba empezando a quedar en desuso y entendíamos que necesitaban de una urgente intervención».

La intención del Congreso es que este tipo de iniciativas contribuyan a que entidades públicas y privadas «pongan en valor, restauren y pongan al servicio de los ciudadanos este tipo de manifestaciones de tipo inmaterial que son muy necesarias y que, normativamente hablando, la próxima ley de Patrimonio tendrán que recoger obligatoriamente», dijo en la inauguración del congreso en Botines.

A la inauguración asistió el campanero Jorge de Juan, de Villavante, que recordó la tradición que mantiene viva la localidad y comentó que la asociación que la sustenta trabaja ahora para preservar el registro del toque del lobo, utilizado en zonas de montaña de la provincia y de cuya existencia tuvieron conocimiento con motivo de la inclusión del toque toque manual de campanas español forma en la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco. 


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