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viernes, 13 de junio de 2025

Algunas intervenciones en este curso 2024-5

 

Facsímiles de Felechas: paradigma de recuperación etnomusicológica leonesa


Diario de León, sección "Tribuna", 2 agosto 2025

https://www.diariodeleon.es/opinion/tribunas/250801/2055692/facsimiles-felechas-paradigma-recuperacion-etnomusicologica-leonesa.html

Felechas es una bella localidad montañesa cercana a Boñar, situada en las cabeceras montañosas de la cuenca del Porma y que, en el plano arquitectónico popular, se caracteriza por sus bellos hórreos. En su solar, desde la década de los ochenta del pasado siglo XX y a través de la Asociación La Brusenda, cada año un interesantísimo evento de la música popular y de tradición convierte el lugar en un peculiar polo de atracción. Se trata de su Encuentro de Música Tradicional. Un evento que, por su personal e infrecuente diseño participativo, consiguió y continúa reclamando atención en toda España a través de la presencia de intérpretes de prestigio invitados. Músicos de todo nuestro país, así como de otros vecinos. Allí, tañedores y aficionados de todo nivel, altruistamente cada primer fin de semana de agosto acuden para confraternizar desde diferentes formas de expresión sonora, géneros y estilos. Tras tantas exitosas ediciones, diseñadas más para ser coparticipadas que para ser solo apreciadas como público, el encuentro constituye ya un referente. Todo un hito a nivel nacional a distintos niveles y de gran interés para el plano de la sociología etnomusicológica.

Como complemento a este Encuentro, hace unos años se planteó la que terminaría siendo una insospechada, insólita y genial iniciativa. Una propuesta absolutamente infrecuente en todo el panorama nacional tanto desde la promoción en el plano institucional, como desde el de la iniciativa privada o asociativa. Debido a todo tipo de motivos obvios que no necesitan aclaración. Pero aquí, en Felechas, la misma si halló posibilidades de convertirse en realidad.

Todo se produjo tras caer en manos de Pacho —inquieto paisano de Felechas, amante de la cultura, la música tradicional, miembro de La Brusenda y auténtico motor de iniciativas en la prestigiosa empresa matritense de artes gráficas Alef de Bronce— un viejo cancionero leonés. Compendio de transcripciones de cantos armonizados para piano. Ante su estrecho vínculo con el Encuentro mencionado, contenido y título del ejemplar llamaron su atención. Dicha obra fue el primer cuaderno de: La Montaña de León: cien canciones leonesas, de Eduardo González Pastrana. Autor que, para información, puesta en valor o recordatorio de algunos, fuera inolvidable músico allá a mediados del S. XX. Quien, primero como agustino y más tarde, secularizado, llevó a cabo una reconocida labor de promoción y dirección de populares agrupaciones corales en la capital leonesa, así como de recuperación de repertorio. Colectivos centrados en la interpretación de dichos repertorios vocales tradicionales, por los que muchos capitalinos pasaron de jóvenes y, cuya trayectoria, algunos continuaron también «ya de muy mayores» a través de otras formaciones. Entre ellas La Peña el Jarro, de merienda, canto y confraternización.

Tras su contacto con la obra, de inmediato y como complemento al Encuentro, Pacho se planteó la altruista idea de fomentar todavía más la música de su tierra y montaña natal. Algo que cobró vida a través de realizar una primera edición facsímil a partir del mencionado cancionero. La estupenda iniciativa, para participantes y organizadores resultó tan sorprendente como plausible. Y no menos llamativo resultó su abundante cantidad de ejemplares facsímiles. Por ello y tras tales hechos, fraguó en él el interés hacia una continuidad de la propuesta, a través de la recuperación del segundo cuaderno del mismo autor y de otros materiales homónimos impresos en su día. Muchos olvidados a nivel popular, como el referido, aunque homólogos en contenido e importancia dentro de las colecciones existentes de nuestro patrimonio musical popular cantado. Nos referimos a distintos cancioneros publicados a lo largo de la primera mitad del S. XX en la provincia de León, que serían objeto también de su atención.

Así, al modo del primer año de la iniciativa y vinculadas a este evento musical, han sido realizados nuevos facsímiles en cada siguiente edición y hasta la actualidad. Publicaciones que, de modo altruista, han sido entregados a los participantes en este evento. Y, al igual que en la primera ocasión, éstos facsímiles fueron recibidos como insospechado, generoso, original y poco o nada habitual presente. Un «detallín» altamente constructivo y de enorme interés desde el plano de las iniciativas en el ámbito de la etnomusicología.

A partir del segundo cuaderno, he tenido el honroso privilegio de poder ejercer en el asunto desde el asesoramiento etnomusicológico. Fruto de ello, he podido realizar varios estudios introductorios breves a alguna de las publicaciones. Pero, lo más importante, ha consistido en poder sugerir y lograr que varias sean aceptadas para esta colección de ediciones facsímiles. Colección ya referencial, que se efectúa a partir de importantes trabajos de recogida de la música popular leonesa. Así ya «han retornado a la vida» y conocimiento de muchos aficionados a este tipo de música, por ejemplo los tres cuadernos de Venancio Blanco titulados Las mil y una canciones de la Región Leonesa. Así como, más recientemente, dos de los cuatro cuadernos de música para piano de Rogelio del Villar. En concreto los conocidos como Canciones Leonesas, en ambos casos con la inestimable colaboración de la biblioteca y fondos del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Centro donde he estado encuadrado en el área de etnomusicología de su departamento de musicología.

En suma, importantísimos logros desde el plano de la cultura musical popular y de tradición leonesa y en el plano nacional en general. Posibles gracias a la generosidad y comprensión de La Brusenda y de Pacho —aunque su modestia no gusta que esto se difunda— para el Encuentro de Música Tradicional de Felechas. Pero, no quede el lector sin inquietud, pues hay ya varios materiales más de esta última serie de Rogelio del Villar, así como otros previstos ya para próximas ediciones. Todo un lujo «que hay que hacer saber al común de paisanos» y a los especialistas del ramo.

Nuestra tradición: «la quema de la Tarasca», ¿por qué no?


Diario de León, sección "Tribuna", 23 jun. 2025

https://www.diariodeleon.es/opinion/tribunas/250623/2051928/nuestra-tradicion-quema-tarasca.html?fbclid=IwY2xjawLGkhZleHRuA2FlbQIxMABicmlkETBTRE1DTWhrOEdGS2NiaHlTAR5ZBNHdUpGhK0cHcrfjPOjaNLAmwT8U6p-5ueKCYMaaW_qFT1yXYakfc--gaw_aem_xtuqHswVSSrpte1Kdae0AQ

Hace unos cien años cuando llegaba el declive de junio, es decir «por San Juan», un cúmulo de asuntos se producían de manera precipitada y esperada cada año. De un lado, lo relativo a lo astrológico, al valor solsticial y su vínculo e influencia en tantos aspectos. Entre otros, la distribución del año, la lumínica diaria o el clima. Eventos capitales de la naturaleza anual que, en la antigüedad, condicionaron tal momento como significado para muchas civilizaciones. En lo que afecta a la tradición conocida de nuestro patrimonio cultural inmaterial, se trata de un momento primero romanizado y más tarde cristianizado. En este último caso, al vincular la celebración a la advocación de una figura de las importantes para ese credo, la de San Juan Bautista: primo, precursor de Jesucristo y encargado de su bautismo. Desde lo coloquial, este Santo también es conocido por algunas tierras leonesas como «San Juan el de las pellejas», a causa de la particular indumentaria de su programa iconográfíco.

La noche de su víspera —la más corta del año debido a la terráquea trayectoria circundante al astro rey— durante siglos se ha impregnado de tradiciones que unen religión, superchería, ritual y fiesta. Algo muy vivo todavía en muchos puntos de la provincia y de toda Europa. Una de sus expresiones ancestrales más populares es la tradicional «hoguera de San Juan». Característico evento por su tipismo, al ser atravesada o saltada y, de modo colectivo a su alrededor, danzada con un repertorio específico de cantos. Acompañaban estos rituales otras tradiciones, como la recogida de ciertas hierbas «del tiempo» con efecto talismán amoroso o curativo para todo el año de personas y animales. Asimismo, enramadas y otros elementos vegetales, se colocaban o colocan, en lugares concretos de la localidad o en puntos de la casa de las «enamoradas». Sin faltar en el acervo costumbrista baños rituales, nocturnos o al alba de gentes o animales, también realizados con fin casi druídico o protector y en lugares emblemáticos. 

La fecha de San Juan o San Xuan constituía un relevante epicentro, capital para el regir de la vida campesina y ganadera provincial. A inicios del S. XX y verificado al menos desde el medievo, todavía este era un día en la capital leonesa de importantísima feria de ganado anual. Era momento también para cerrar todo tipo de tratos de labranza entre «amos» y aparceros, entre propietarios de rebaños y pastores, relativos a alquileres de pastos, puertos y tierras para su laboreo en la temporada siguiente. Todo sellado con la severidad certificada de la palabra y el simple apretón de manos. Ceremonial compromiso, para los leoneses de antaño, «mayor que el rubricado ante un notario». Tras ello, acaecía la pitanza con el pulpín, los callines y tantos productos «del país» típicos de feria; el comprar lo necesario o un capricho para el regalo; el degustar el duce o la golosina excepcional y sencilla – un típico prirulí, la roja manzana caramelizada o un merengue— y para el disfrute de niños y grandes, lúdicas y sencillas atracciones de entonces —las barcas, las cadenetas, o las casetas de animales y de fenómenos naturales o del cine más primitivo-. Este evento atraía «mucho personal», pues propiciaba conciertos y comedias en el teatro, toros —en los lugares habituales pues, no había plaza estable—, y en la tarde noche bailes de pandereta y verbenas, además de luminarias y fuegos de artificio. Vamos, una realidad tal vez hoy algo desconocida para muchos «ni de oídas» y, por suerte, bien descrita por varios textos costumbristas. Alguno hasta en la lengua leonesa de entonces, como los cuentos de Bardón.

Allá en los albores del XX, cuando «mi padre era pequeño», en la capital esta fecha no era fiesta local y menos patronal. Era simplemente una renombrada y concurridísima feria, de tal importancia por todo lo expuesto y por el clima, que atraía mucho visitante. Con el tiempo y lo dicho, San Juan unida a la popular fiesta del antiguo Barrio de San Pedro –«y entre ambas San Pelayo», que reza el refrán— llegó a suplir en lo popular a la celebración de la verdadera fiesta patronal: San Marcelo, allá «por los Santos». Por ello, en esta hoy fiesta —que ya no feria-, algunos han reparado en la inexistencia de procesión, al menos hasta este año. O también en ausencia de imagen devocional de santo que venerar con arraigo popular –salvo, las puntuales que hubiera en el entonces arrabal campesino y parroquia de San Juan de Renueva o en la parroquia antaño catedralicia de San Juan de Regla (este año protagonista del nuevo cortejo a implantar), ambas dedicadas a esta advocación-.

No obstante y como en tantos lugares hispanos, eran frecuentes las típicas hogueras en cualquier esquina o descampado de los barrios históricos y de los periféricos, repletos de prados en un entorno campestre que arropaba la capital. De modo paulatino, a mediados de los setenta las primeras desaparecieron por desuso, aunque en los noventa y como espectáculo asociado a los siempre llamativos fuegos artificiales, se retomó una única hoguera municipal enorme. Hasta hoy muy concurrida, lamentablemente. este intento no ha cumplido con su necesario carácter de «puesta en valor» de la local tradición patrimonial inmaterial y la ancestral costumbre de «quemar la tarasca». Proceder así recogido todavía en los programas festivos de los setenta. Una tradición al modo y simbología de tantos lugares mediterráneos que, tanto en ese día, como en hogueras de otros momentos del año se realizan. Aquí, el tradicional pelele «a quemar» fue siempre conocido como «la tarasca» pero, hoy, ha sido sustituido por una aculturada especie de pequeña falla. Eso sí, algo carente del intrínseco contenido satírico valenciano pues, estamos en León y, aquí, «choteos» crítico-satíricos «los justines».

Además de un logro, no sería nada complejo recuperar y poner en valor el nombre y el costumbrismo asociado a «la quema de la tarasca». Figura tan nuestra y tan vinculada al Corpus –próximo en fechas—, como a sus «gigantones». Máxime, tras haberse podido recuperar otras costumbres, como el altar y «la perra pa San Juan» y habiendo precedente de esta práctica tan rotunda de la tradición, documentada y viva hasta cuarenta años atrás. ¡Resulta paradójico! Por ello, este investigador se atreve a preguntar al Señor Regidor y munícipes: ¿sería tan difícil plantear que, por San Juan y con los «gigantones», se pueda volver a ver «la tarasca» —como en Granada en su Corpus—, cada año ataviada de un modo distinto por un diseñador local —y ¡ojo! que, antaño aquí, cada Corpus como en Granada, la gente también salía a ver «como iba» ella—? Así como, por otro lado, ¿podríamos presenciar en esa estupenda hoguera de San Juan — que sí se ha rehabilitado— y junto a su actual «falla» satírica, la quema para la ocasión o de una figura hermana de «la Tarasca», o de un pelele recordatorio de ésta? pues, la de verdad, hay que guardarla bien para acompañar a «los gigantones».

Proyecto 𝑬𝒄𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝑩𝒊𝒆𝒓𝒛𝒐: 𝒕𝒓𝒂𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒚 𝒂𝒍𝒎𝒂

proyecto 𝑬𝒄𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝑩𝒊𝒆𝒓𝒛𝒐: 𝒕𝒓𝒂𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒚 𝒂𝒍𝒎𝒂 que os adjunto, de difusión del patrimonio inmaterial sonoro tradicional en la comarca del Bierzo -audiovisuales y publicación- preparado por él en su centro y en el que, a gentil invitación para ello he participado también junto a unos cuantos paisanos y estupendos profesionales superconocidos como uno más, ha quedado 𝘀𝗲𝗴𝘂𝗻𝗱𝗼 𝗲𝗻 𝗹𝗼𝘀 𝗣𝗿𝗲𝗺𝗶𝗼𝘀 𝗠𝗧 𝟮𝟬𝟮𝟱, 𝗱𝗲𝗻𝘁𝗿𝗼 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗠𝗼𝗱𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗘𝗱𝘂𝗰𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗜𝗻𝗳𝗮𝗻𝘁𝗶𝗹 𝘆 𝗣𝗿𝗶𝗺𝗮𝗿𝗶𝗮. Aprovecho para felicitar a todos los relacionados con el tema, alumnos y demás y, el año que viene: ¡vamos por el primer premio! Asimismo quiero agradecer la inmerecida introducción que me han dedicado en uno de los videos en que participo y del que os adelanto unas simpáticas imágenes.

http://ceiptoraldelosvados.centros.educa.jcyl.es/.../inde...

https://heyzine.com/flip-book/f318d2223a.html?


Proyecto de Inovación Educativa sobre la obra del compositor Jacinto Guerrero.


Actividad del Conservatorio Profesional de Música "Jacinto Guerrero" de Toledo (España). Realización de un podcast sobre el autor donde, a modo de entrevista con el alumnado más pequeño del centro dialugaba con un recreado Jacinto Guerrero, a mi cargo. Un momento de la grabación. 

Presentación libro Salud y Música. 

25 Abril 2025, Palacio Conde Luna

He tenido ayer el gusto de acompañar a Román para presentar su libro en León y poder atender su gentileza en seleccionarme para ello. Compañero de trabajo, amigo ya desde tiempos de la juventud en la Banda de León, marido de exalumna. Además pude compartir mesa con Ruth Marcos, profesora de canto de la Escuela de Música Municipal de León y asesora del programa "La Voz" que me recordó que había compartido espacio docente con un servidor como antigua alumna en mis tiempos docentes de facultad de la ULE. ¡Enhorabuena por este trabajo divulgativo acercando a los beneficios para la salud de la música, la musicoterapia y la arteterapia! Muchas gracias por tu consideración en tenerme en cuenta.

https://www.facebook.com/hectorluissuarezperezleon/posts/pfbid034zEYL7ZyQ85XGqztM2n9F2LZi3Lb9QXur8YpzYQRQdpLAfoDrvTCsmfG8oc3iksbl?locale=es_ES



Colaboraciones en Semana Santa.
Intervención en la 8 Tv de León (16 abril, 25, (Miércoles Santo)
¡Muchas gracias a todos! La Semana Santa es un periodo anual que, a muchos leoneses, nos ocupa bastante tiempo. Por ello no he podido agradecer el detalle de felicitarme a todos los que han tenido tal gentileza y unos momentos para ello. Por ello, ahora os lo hago de modo colectivo y os adjunto dos de los enlaces a las procesiones que comenté en esta semana en una de las televisiones locales.

Curso de extensión universitaria de la ULE vinculado al V Curso de Música Española" y al Festival de Música Española de León




Comida de confraternidad con el alumnado y parte del profesorado del curso, en  la sesión de clausura con el maestro José Luis Temes


San Antón, de antañón arraigo en León, mantiene su son

Diario de León, sección "Tribuna", 14 enero. 2025

Los pueblos donde siguen vivas de modo ininterrumpido estas costumbres han contribuido al rebrote en lugares como León donde habían desaparecido

Desde hace unos años la capital leonesa ha recuperado la celebración de actos vinculados a San Antonio Abad, vulgo San Antón. Y es que, el vínculo entre la que fuera urbe regia y lo relacionado con este santo del primer cristianismo, era significativo desde el medievo. Tanto por la presencia física del edificio del Hospital de San Antonio Abad como, en lo inmaterial, por lo asociado a su culto devocional —personalizado en la imagen del Santo, factura de Gregorio Fernández o gubia próxima a su taller (como otras de San Marcelo y hoy en el museo de los Pueblos leoneses de Mansilla)—. Así como, asociado a ello y dentro del ciclo festivo anual, también por actos populares en el ámbito de la tradición y el costumbrismo como la hoguera de la víspera —que describiera Eguiagaray Pallarés—, la bendición de animales o el reparto de los típicos «cotinos», panecillos sin sal.

En muchos lugares de la cristiandad occidental se han localizado hospitales de ayuda religioso-sanitaria del tipo aludido, al cargo de la orden hospitalaria y sus monjes antonianos. Éstos plasmados a través de la iconografía, con la impronta del Santo por su indumentaria identificativa: capa parda y tau azul, además de con la peculiar esquila o campanilla. Bien portada en el pescuezo del inseparable «gochín» a sus pies, o en el báculo o la mano de la devota imagen —en epidemias medievales así se usó para advertir de la cercanía del clerical portador—. Hoy, durante varios actos, con sus capas pardas leonesas y con las distintivas taus franciscanas de madera —los primeros—, de modo recreado, visibilizan la tradición los cofrades de la capuchina cofradía de la Expiración y del Silencio y los miembros de la Asociación San Francisco El Real Extramuros. Todos en el entorno donde de modo secular tuvieron marco: la iglesia y la plaza de San Marcelo o la acera de Botines. 

Para los curiosos y como complemento añadiremos que hasta inicios del siglo XX este aludido complejo y hospital —con su característica Torre de Almanzor, su claustro y su fuente hoy en los jardines que rodean el hospital actual—, se mantuvo en pie en el entorno de la que además fuera su capilla: la iglesia de San Marcelo. Es decir, en la manzana entre las plazas de Santo Domingo, San Marcelo y el Arco de Ánimas —espacio y nombre vinculados al hospital por la cofradía de la Piedad y Ánimas del Malvar, hoy en Santa Marina—. Con el ensanche decimonónico extramuros de la ciudad vino la construcción en su solar de la «casa Roldán». Y el otrora desamortizado hospital, fue trasladado a los altos próximos a las ventas de Navatejera por la Diputación Provincial, su propietaria. Allí cobró nueva vida el flamante y funcional edificio para la época que, en recuerdo, en la base de su torre ostenta inserta una hornacina con escultura en piedra del patrono San Antón. En concreto, la que antaño estuviera en su portada principal —actual calle de Legión VII, cerrando esta al lado de la puerta lateral de San Marcelo y la de acceso al Ayuntamiento—. El traslado afectó también a las costumbres asociadas y sobrevino un paulatino desarraigo de espacio de celebración que llevó al olvido en el seno del centro ciudad. Unas tradiciones además ya poco justificadas o hasta trasnochadas entonces para algunos al ir desapareciendo también todo aspecto o presencia rural y ganadera en León, tanto en las cercanías del casco viejo como en el resto de la capital. Subrayado todo por las lógicas consecuencias del desarrollo y los términos de modernidad del urbanismo de su tiempo, condicionantes de las pautas de vida de un entorno urbano de la segunda mitad del siglo XX.

 Pero, con el inicio del presente siglo XXI, de modo inesperado para muchos, han resurgido en contextos asumibles para la vida actual. Los pueblos donde se han mantenido vivas de modo ininterrumpido estas costumbres alrededor de San Antón o Antonio «el laconero» o «cochinero», —Astorga, La Bañeza, Algadefe, Cacabelos, Calamocos, Laguna de Negrillos, Villademor de la Vega, entre otros—, han contribuido al rebrote en lugares como León donde habían desaparecido o perdido nivel de relevancia social. Retomar un acto tan sencillo y enmarcado en la tradición religiosa secular como es el de la bendición de animales, a cargo de colectivos de defensa animal y plantas, asociaciones culturales y cofradías, ha reactivado todo el resto de costumbres —ofrecimiento y canto del ramo al santo, procesión con vueltas al templo, coplas características o el echar refranes a lomos de caballería (irónicos y relativos sucedidos del año); rondas petitorias cantadas y con dulzainas y otros instrumentos para su posterior sorteo de productos del cerdo recaudados («jeta», «manos», chorizos, lacones…), o subasta de tartas, y la rifa o subasta del gocho de San Antón; hogueras. en la víspera y degustación de «fervudos» de vino caliente ... entre otros. Además, replanteando el tema desde perspectivas gratamente aceptadas por la sociedad actual. Así ha ocurrido en León, resultado de una propuesta de refolclorización que ha aunado casi todas las mencionadas de la mano de las citadas Asociación San Francisco El Real y Cofradía de la Expiración y del Silencio, así como de varias asociaciones y protectoras de animales y plantas locales de muy popular labor anexa a la bendición de animales. Un año más, en los pueblos citados nos veremos en los actos y, en León, en la mañana del sábado 18 en la ronda petitoria por la calle Ancha, zonas de vinos anejas y el Mercado del Conde y en la tarde en Botines en la hoguera, además del domingo en la bendición, misa, ramo, refranes y vueltas en San Marcelo. Pues, ¡Que viva San Antón!