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jueves, 9 de agosto de 2012

Recuperando algunos artículos publicados tiempo atrás

Congreso sobre Menéndez Pidal y el dialecto leonés.



Mi comunicación titulada: 
 Etnomusicología y materiales para el magisterio
en fuentes dialectales leonesas.




Expertos en recuperar lenguas irán al nuevo congreso sobre el leonés ( Diario de León - 15/02/2008 )

Expertos en recuperar lenguas irán al nuevo congreso sobre el leonés

E. Gancedo - león E. 
D.L. 15/02/2008
El Instituto Leonés de Cultura acogió ayer la presentación, en forma de libro, de las actas del primer congreso sobre Menéndez Pidal y el dialecto leonés , que tuvo lugar en el 2006 y que estuvo coordinado, al igual que este volumen, por el catedrático de Filología Hispánica de la Universidad de León José Ramón Morala.

Visiones del Carnaval 

logo universia14/08/2005
Sale un nuevo libro con investigaciones y testimonios sobre el carnaval de Bañeza, fiesta de interés turístico regional. El Secretariado de Publicaciones de la Universidad de León (ULE) ha editado recientemente un libro dedicado al carnaval de La Bañeza, fiesta de interés turístico regional, que se presenta bajo el título 'Visiones del Carnaval'.

 José María Balcells, profesor del departamento de Literatura Española de la ULE es el encargado de coordinar este trabajo cuyas páginas recogen las conferencias, testimonios, investigaciones y coloquios que se desarrollaron durante un curso universitario en el verano de 2004 en La Bañeza.

Balcells apunta en la introducción del libro que la obra constituye una nueva muestra "de la colaboración entre la Universidad leonesa y el Ayuntamiento bañezano en cuanto concierne a fomentar los estudios centrados en el carnaval", al tiempo que alude al encuentro de 2004 puesto que los distintos enfoques interdisciplinares que allí se expusieron, propiciaron el rigor de este libro en el que se insertan "investigaciones en torno al carnaval de índole más filológica, así como testimonios y propuestas acerca del carnaval bañezano que se expusieron en el coloquio".

Autores de la obra
José Luis Puerto, poeta y catedrático de Literatura Española, inicia las distintas ponencias de historiadores, filólogos y periodistas recogidas a lo largo de 223 páginas. 'El carnaval como rito de regeneración' es el título del estudio de Puerto que expone las distintas interpretaciones del sentido de la fiesta y narra costumbres varias de índole ritual que tienen lugar en localidades concretas castellanas y leonesas.

Por su parte, César Alvarez hace referencia en su artículo 'Las máscaras y la imagen. Formas del carnaval en el arte', a sus investigaciones sobre imágenes carnavalescas de la catedral de León. También es de destacar la conferencia recogida en este libro de Héctor Luis Suárez, profesor de Didáctica de al Expresión Musical de la ULE, sobre 'Aproximación al entorno sonoro del carnaval. Panorámica en León y otros rincones de España. Algunos ejemplos'.

Para José María Balcells, este estudio "puede considerarse un auténtico hito en las investigaciones a propósito del carnaval, pues aporta datos etnomusicológicos tan abundantes como bien estructurados y claramente expuestos".

Sitio para la literatura
La obra ?Visiones del carnaval? también da cabida a las investigaciones vinculadas al ámbito literario y que firman los profesores José María Balcells ('De Rubén Darío a Rafael Alberti-Notas sobre carnaval y poesía') y Natalia Alvarez ('El espíritu caranavalesco en la literatura del siglo XVIII'), así como a las referidas al ámbito del cartelismo.

Este último aspecto aparece analizado por el artista plástico y técnico de cultura Antonio Odón Alonso, a través de una ponencia sobre 'El cartelismo del carnaval en La Bañeza y en el mundo'.En él hace un repaso del género y hace historia de los carteles plasmados como invitación para los carnavales de Cádiz, el Círculo de Bellas Artes de Madrid y La Bañeza.

Precisamente, las últimas páginas del libro están dedicadas a reproducciones en color de los carteles realizados por Odón Alonso en distintos años para la fiesta de La Bañeza.
Tres personas vinculadas al periodismo, protagonizaron en aquel seminario de 2004, la mesa redonda que ahora queda recogida y ampliada en el libro 'Visiones del carnaval'.

Fiesta leonesa
Bajo la perspectiva lúdico-festiva, los tres hacen referencia a distintos aspectos de la fiesta. Por un lado, Leopoldo Fuertes habla del estrechísimo vínculo existente entre su biografía y el carnaval; por otro, Juan Carlos Herrero se centra en el prisma del marketing para conseguir involucrar el fiesta de La Bañeza entre los carnavales de toda España.

Por último, Pedro G. Trapiello propone potenciar esta fiesta a través "de iniciativas culturales de gran enjundia", según explica José María Balcells en el texto introductoria.

El libro 'Visiones del carnaval' puede adquirirse en el propio Secretariado de Publicaciones de la ULE, ubicado en el Edificio de Servicios del Campus de Vegazana. El coste es de 10 euros.

http://noticias.universia.es/vida-universitaria/noticia/2005/08/14/606320/visiones-carnaval.html  


visiones
Ayto de La Bañeza. Universidad de León.

http://carnavaldelabaneza.wordpress.com/cosinas/visiones-del-carnaval/
“Visiones del Carnaval" comprende diversas investigaciones interdisciplinares acerca del carnaval, así como puntos de vista varios en torno a sus facetas lúdico-turísticas. Algunos de los estudios aquí reunidos son el resultado de muchos años de trabajo de campo sobre el tema, lo que garantiza y avala la contrastada utilidad científica de esta contribución indispensable a la bibliografía sobre el tema y el fenómeno histórico y social de los carnavales.”

Índice:
  • Introducción a Visiones del Carnaval. José María Balcells.
  • El carnaval como rito de regeneración. José Luis Puerto.
  • El rostro y la máscara: reflexiones sobre el arte y el carnaval. Cesar García Álvarez.
  • Las mascaradas: personajes, ritos y tipologías. Joaquín Alonso.
  • Aproximación al entorno sonoro del carnaval. Panorámica en León y otros rincones de España. Héctor Luis Suárez Pérez.
  • El espíritu carnavalesco en la literatura del siglo XVIII. Natalia Álvarez Méndez.
  • De Rubén Darío a Rafael Alberti –Notas sobre carnaval y poesía-. José María Balcells.
  • El Cartelismo de carnaval en La Bañeza y en el mundo. Antonio-Odón Alonso Ramos.
  • Aspectos lúdico-turísticos del carnaval. Polo Fuertes.
  • El carnaval: puntos de vista comercial y de marketing. Juan Carlos Herrero Fernández.
  • El Órbigo en La Bañeza –Un río de carnavales-. Pedro G. Trapiello.


Un monumento para nuestros músicos tradicionales


Héctor-Luis SUÁREZ PÉREZ 

Un monumento para nuestros músicos tradicionales ( Diario de León - 20/09/2008 )  

Sección TRIBUNA  D.L. 20/09/2008 

LA CIUDAD de Astorga, merced a su Ayuntamiento a través de su Concejalía de Cultura Tradicional y por iniciativa la asociación cultural «la caleya», durante este verano ha protagonizado la loable iniciativa de comenzar a homenajear públicamente a los músicos populares y tradicionales. En esta ocasión, tres reconocidos representantes de este gremio de ministriles han sido objeto del merecido reconocimiento. Me refiero en concreto al tamboritero maragato Maximiliano Arce y a los gaiteros cabreireses Moisés Liébana y Domingo Losada.
Parece ser que tal inercia probablemente no quedará en lo puntual y pretende materializarse en un homenaje plástico permanente. Sobre todo, teniendo en cuenta que dicha institución, complementando esta iniciativa, ha hecho pública su loable intención de embarcarse en el proyecto de la promoción en un próximo futuro de un monumento dedicado al tamboritero maragato. Esto va a ser posible, como indicase su teniente de alcalde Enrique Soto en el marco de las veraniegas Jornadas de Cultura Leonesa dedicadas a la música tradicional leonesa y en concreto durante su conferencia de apertura, gentilmente a mi encomendada. Obvio resulta en cualquier lugar el elogio al simple planteamiento de una iniciativa de esta magnitud. Sentimiento plausible que se enraíza tanto desde el técnico ámbito etnomusicológico e iconográfico musical, como desde las mas sensibles y generalizadas perspectivas del sentir popular provincial. En especial, para gran parte de nuestros paisanos maragatos, quienes seguro acogerán bien el proyecto, pues representa una ocasión mas para reforzar, su de sobra bien reconocido, sentido identitario grupal. 
Pero, ¿por qué un homenaje de esta índole? Sencillamente porque, como para todas las culturas de la totalidad los territorios que integran el variado mosaico comarcal y regional que constituye nuestro país hispano, la figura y el quehacer de los músicos populares y tradicionales ha sido y es considerada socialmente como un valor cultural, apreciado, e importante. Desde la más remota antigüedad, instrumentistas, instrumentos y sus respectivas producciones musicales, han coprotagonizado todo tipo de momentos en nuestra historia y en base a ello han recibido una justa compensación moral colectiva a su dedicación, entusiasta, vocacional y laboriosa. Momentos acaecidos en todo tipo de circunstancias y situaciones: alegres, tristes, heroicas, trágicas, evocadoramente melancólicas de la ausencia o lejanía de la tierra madre, exaltadores de un sentido de identidad localista, etc. Momentos desarrollados en situaciones públicas, privadas, individuales o colectivas, masivas o restringidas, ya se ubiquen en ámbitos profanos como de cariz religioso y encarnadas en la paz, la guerra, el júbilo o el desastre. En resumen que, en función de ello, tradicionalmente han alcanzado un elevado nivel de relevancia social y con ello, un elevado grado de consideración y reconocimiento público del trabajo y figura de los tamboriteros, alcanzado atendiendo a su talento y quehacer musical o también incluso a la valoración de las bondades de la herramienta habitual de trabajo sonoro. 
No obstante, esta iniciativa monumental aplicada a nuestros queridos tamboriteros, solo logrará su auténtico objetivo si efectivamente se hace realidad bajo un serio y digno proyecto y un «soporte de calidad», artísticamente hablando. Así representará una significada oportunidad para nuestro enriquecimiento en términos patrimoniales materiales e inmateriales. Obra destinada a integrar un patrimonio enorgullecedor, que evita la precariedad del «kitsch», mal gusto y las manifiestas carencias artísticas auspiciadas por la menguada economía y que, por supuesto, presenta una refutada y prestigiosa autoría. Paternidad de concepción y factura que suele ser convenientemente seleccionada entre varios bocetos de reputados artistas y para la cual, su justo precio, a veces en apariencia inicialmente caro, no representa una traba al proyecto pues, para sus perspicaces promotores, es claro que asumirlo constituye a la larga una auténtica inversión en la creación de riqueza para la ciudad. 
Centrándonos en las artes plásticas y en concreto en la estatuaria y obviando por razones de espacio menciones a otros periodos, observamos en toda España que, a lo largo del siglo XX, se han erigido monolitos, bustos y estatuas homenajeando a estos personajes y todo lo que representan. En unos casos, de modo personalizado, como por ejemplo en el caso de la dedicada al dulzainero y folklorista Agapito Marazuela, en Segovia. En otros y con carácter alegórico, dedicadas a figuras, conjuntos instrumentales o vocales, etc., planteadas artísticamente desde perspectivas figurativas o abstractas, de modo indistinto. 
 Así, a modo de resumido corpus de ejemplos, podemos encontrar representaciones figurativas de instrumentistas organológicamente parientes de los de nuestra flauta y tamborín en las lejanas y rocieras tierras de la Aldea, en Ayamonte (Huelva). O en otras geográficamente mas próximas, como en el caso del «tamboritero charro», obra de 1977 del salmantino Agustín Casillas. Por no olvidar las nuestras leonesas, artísticamente mas modernas y de factura claramente popular o modesta, como son el naif tamboritero maragato de Luyego o el busto dedicado al celebérrimo tamboritero Aquilino Pastor, en Santa Catalina de Somoza. 
No concluye aquí este breve listado de ejemplos. Encontramos otras representaciones en las dedicadas al gaitero gallego o asturiano con su fole, erigidas en Santa Cruz de Ribadeo, Ortigueira, o en la misma Asturias, o en la se que homenajea a los participantes en la tradición de los «auroros» con sus campanillas o esquilas, materializada a través de la estatua erigida ante la estación ferroviaria de la navarra villa de Estella. También quisiera resaltar que, en calles y plazas a lo largo del territorio español, podemos encontrar representaciones escultóricas de intérpretes o conjuntos musicales populares y tradicionales vinculados a una celebración tan popular como es la Semana Santa. Es el caso de las dedicadas a «el Merlú» o al «Barandales» en la capital zamorana, o en Cáceres a figura su homóloga, así como la recientísima del «Tararú», sita ante el Convento de Santo Domingo de Palencia. Por no olvidar mención del «Judío» y su tambor, ya sea «coliblanco o colinegro», en la cordobesa Baena. Las dedicadas al «tamborilero» en Alcañiz y Calanda, al «tamborista» en Mula, o a los tambores protagonistas de «tamborradas» de todo el Levante y Andalucía, llevadas a efecto en lugares adscritos a esta tradición como la propia Baena, Hellín, Tobarra, Mula, Híjar, Moratalla, etc. 
En relación a ello ¿Cuánto tendrán que esperar para correr igual suerte nuestra «Ronda de Jesús» y resto de «Rondas» leonesas, «Llambrión» y Corredores» ponferradinos, «Trompetas de la Domínica» astorganas, «El Bombo» y «La Trompa» facundinos, o sus homólogos de Villafranca del Bierzo, el clarín y el tambor capitalinos, etc.? No faltan tampoco las muestras alegóricas y de motivos menos concretos, mas generalistas en lo relativo al intérprete, igualmente dedicadas a temas como la tamborrada o su protagonista el tambor, como ocurre en Ijar. Así como las que atienden a otros géneros musicales relacionados con distintos momentos del calendario festivo anual. Es el caso del flamenco, con la estatua erigida en Algeciras a un Paco de Lucía «guitarra en mano», o al mismo instrumento formando parte del monumento a la Jota en Zaragoza. De carácter temporalmente mas efímero por sus materiales de realización se presentan homenajes a estos músicos a través de figuras como los gigantes y cabezudos, que en varias localidades baleares representan tamboriteros de flauta y tambor o «fabiolers» y a tañedores de cornamusas o gaitas. Otras se vinculan a los «peleles» autómatas que públicamente tañen las campanas de muchos relojes. Es el caso del Ayuntamiento de Toreno, o el mas significado de Astorga, con su entrañable pareja de maragatos Juan Zacunda y Colasa tañendo las horas, así como el famoso maragato en la torre de la iglesia de Boñar, tantas veces cantado en la famosa «Jota de Boñar». 
En conclusión, estimados lectores, estén tranquilos tras lo expuesto que, de llevar adelante este proyecto, seguro y una vez más nuestros paisanos astorganos nos van a sorprender gratamente conduciendo a buen término esta loable iniciativa y sumándose con ello al conjunto hispano mencionado. Esperemos que, además, su gesto represente el punto de arranque de propuestas similares de otros corregimientos provinciales dedicadas, por ejemplo, a elogiar figuras homólogas como el gaitero, el tamboritero berciano, fornelo, orbigueño o cepedano, al acordeonista de nuestras comarcas «patsuezas», al rabelista, al dulzainero y al tamboritero, a las pandereteras, al campanero, al tañedor de «turullo» de las «veceras», etc. con las que enriquecer nuestro patrimonio. 





















El pendón de Minerva

Héctor-Luis Suárez Pérez
Profesor del Conservatorio Profesional de Música "Cristóbal Halffter". Ponferrada  
Sección TRIBUNA  D.L. 16/06/2012

http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/el-pendon-de-minerva_699187.html 




 El Pendón de Minerva ( Diario de León - 16/06/2012 )

En nuestras tierras leonesas del noroeste ibérico, al menos desde «tiempos de los romanos» —que coloquialmente dirían nuestros mayores, existe consciencia de la costumbre de blasonar telas dispuestas en mástiles, tal y como ocurriera en tantos otros lugares de nuestro Planeta. Así, quizá comenzamos los leoneses a familiarizarnos con esta clase de utensilios gracias los legionarios imperiales que lucían sus vexilla, con carácter de signum, divisa o insignia, siguiendo una funcionalidad a la par identificadora e identitaria de sus portadores o de los grupos humanos a los que corresponde, en aquel caso, de índole militar. La Edad Media configuró también para nuestro Reino Leonés la denominación de algunos de estos aparejos, que comenzaron a ser muy prolíficos, rebautizándolos, ya en lengua romance, como pendones, estandartes y banderas, entre otras nominaciones y atendiendo a sus tamaños mayor y menores, respectivamente. En los últimos periodos del medioevo surgen las cofradías de todo género y sus manifestaciones públicas de fe y resto de actos fuera de los templos comienzan a ser habituales ente la población. Estas asociaciones de fieles, para estos y otros fines, adoptaron todo tipo de elementos identificativos, entre los que se hallan los aludidos, utilizando para ello idénticos términos a los que hasta entonces habían sido empleados en los ámbitos real, aristocrático, militar, o en el civil.

Así, a través de la documentación relativa a las cofradías conservada, y en especial en la fechada a partir de siglo XV, en los contenidos de muchas de sus «reglas» con relativa frecuencia se cita o indica la presencia de banderas, estandartes o pendones propiedad de dichas asociaciones, estableciéndose asimismo todo tipo de detalles sobre su uso. En el plano iconográfico varios son los cuadros, grabados o las aleluyas y dibujos descriptivos de procesiones conservados. Es el caso de algunos relativos a los siglos barrocos y a procesiones como las del Corpus en Sevilla o Barcelona. Unas realistas estampas donde se aprecia la presencia de todo tipo de ejemplos de las aludidas modalidades de pendones, estandartes o banderas, asociadas a cofradías y hermandades.

En relación al uso de las banderas de dimensiones considerables, casi pendonetas, la liturgia en relación con la Semana Santa hasta tiempos del Concilio Vaticano II ha contemplado la ceremonia conocida como Vexilla Regis. Durante la misma se cantaba el himno gregoriano de idéntico nombre, mientras un enorme ejemplar de bandera negra con una cruz roja, se blande en reglados movimientos sobre el altar mayor y posteriormente también sobre algunos canónigos. Esta ceremonia, antaño también realizada en la Catedral leonesa fue conocida hasta el siglo XX en la de Sevilla como de La Seña. Todavía se mantiene en América en las de Lima o Quito.

Pero, además de las pistas que como vestigio histórico nos aportan los ejemplos citados, en la actualidad y en concreto en lo relativo a las asociaciones, hermandades y cofradías de carácter eucarístico, la presencia más significativa de elementos o expresiones identificativas del género textil que nos ocupa, quizá la misma se asocia a los diferentes grupos o secciones de la decimonónica y universal Adoración Nocturna. Sus blancas banderas, corresponden a cualquiera de las numerosas secciones o diócesis, tanto españolas como de otros países, y presentan bordado el nombre de cada una y su año de fundación, además de la insignia o anagrama de esta asociación de fieles consistente en una custodia con la Sagrada Hostia radiante.

El recoleto pendón o pendoneta eucarística que, en este año y conmemoración, recupera la Cofradía del Santísimo Sacramento de Minerva y la Santa Vera-Cruz para su patrimonio material, constituye un buen ejemplo de acertado proceder y puesta en valor de un efecto y tradición lamentablemente perdidos en el seno cofrade capitalino durante el siglo XX. En León, salvo esta iniciativa de parte de Minerva, la presencia de esta costumbre y tipo de insignias es más que escasa en relación a realidades pretéritas. Una tradición, por otra parte, parcialmente mantenida durante la Semana Santa en lo que a las banderas de los pasos corresponde, también por esta cofradía así como por las otras dos más antiguas de la ciudad, además de por alguna otra honrosísima excepción histórica entre las que se hallan las banderas de la citada Adoración Nocturna local, la antiquísima Tercera Orden Franciscana Seglar y la pendoneta-bandera de la cofradía Hermana de Angustias, para más modernamente completarse con la bandera de la Banda de Jesús Divino Obrero o el recientísimo pendón del Silencio, así como algunas banderas también readoptadas por cofradías de reciente creación.

La recuperación de la tradición a través del nuevo pendón o pendoneta eucarística de Minerva constituye un hito a emular por otras asociaciones homólogas. En primer lugar, por lo acertado de la elección de sus dimensiones y diseño, que glosan el Milagroso Pendón de Baeza, conservado en San Isidoro, y que entroncan la leonesa tradición «pendonera» en un seno cofrade de entornos urbanos y, por tanto, demandante de dimensiones más reducidas. Y en segundo, por su claro vínculo con lo manifestado en el ámbito litúrgico eucarístico en relación a las banderas de la Adoración Nocturna.

Esta enseña permitirá subrayar y distinguir de modo aún más solemne la longeva presencia de nuestra Cofradía acompañando el Santísimo, retomando con ello alguno de los cánones de la tradición procesional que constituyen el más marcado patrimonio inmaterial cofrade asociado a este tipo de manifestaciones de la religiosidad popular. Ahora, tras bendecirlo, como antaño solo nos restaría el buscar alguna figura distinguida, digna de ostentar la figura honorífica del «Alférez Mayor de la Cofradía» para su porta y así designar al elegido oficialmente en nuestros libros.


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